1 de noviembre de 2023

Los mundos del águila, el coyote y el conejo

    Salió de casa  de camino a su trabajo muy temprano al despuntar el nuevo dia, Alejandra recorría todos los días 70 km para ir a su trabajo,  era una larga distancia de viaje que implicaba más de una hora y media de trayecto, distancia que recorría de ida y vuelta,  pero lo consideraba un bajo costo por vivir en una zona campestre tranquila.

    Era un día ligeramente nublado por lo que permanecía oculto el sol que salía por el horizonte; puso su música favorita y emprendió su viaje; era un horario en que aún se requería el uso de las luces en el vehículo.  

    En su trayecto diario, debía recorrer 5 kilómetros por un sendero de terracería a través del campo, en donde seguido podía observarse algo de fauna silvestre de la zona, como ardillas, liebres, conejos, tlacuaches entre otros, un sendero por demás interesante para cualquiera que aprecie la naturaleza.

    Conforme hacía su recorrido se notaba el amanecer a través de las nubes y a la mitad de su trayecto de terracería, Alejandra vio pasar una hermosa águila que por unos instantes sobrevoló a la altura del cofre de su vehículo, apenas adelantada, como si fuera abriendo paso, guiandola en su trayecto cotidiano.

    Al ver al águila volando de esa manera, solo podía pensar en que sería un día sumamente afortunado, por lo que sonrió alegremente mientras disfrutaba del peculiar momento y aceleró solo lo suficiente para mantener el paso con el águila. 

    Un par de kilómetros después se incorporó a la carretera para continuar con su camino al trabajo, como profesora investigadora en una buena universidad.

    Conforme fué avanzando las nubes hicieron lo mismo y comenzaron a apartarse, sin duda otro signo de su buena fortuna, pues tenía especial predilección por los días soleados.

    Jonathan, un joven trailero con poca experiencia y en su primer día de trabajo, se encontraba de trayecto en sentido contrario al que circulaba Alejandra, unos instantes antes de llegar al mismo punto en que circulaba ella, se despejo el cielo dejando visible el sol de manera sorpresiva justo de frente al rostro de Jonathan, quedando deslumbrado e imposibilitando que viera una piedra de considerable tamaño mal orillada en la carretera.

    Su llanta golpeo con la piedra haciéndole perder el control, lo que derivo en una volcadura del trailer cargado con materias primas, cruzo al otro lado de la carretera, en el momento exacto en que Alejandra circulaba por ahí, dio un movimiento brusco al volante como maniobra evasiva y todo se volvio negro en la mente de Alejandra, era la mañana del día 1° de noviembre.

    Un despertador sonó con su estridente alarma, Alejandra se despertó, eran las 4:30 de la madrugada, y sentía un dolor molesto en la espalda, sin duda por haber pasado buena parte de la noche descobijada; solía tener el sueño demasiado inquieto por lo que no era extraño que terminara destapada.

    Un mal sueño con un tráiler en la carretera y el dolor de espalda, no serían suficiente para arruinar el día que antecede a su día favorito del año, el día de muertos, pues aunque agnóstica, el día de muertos le parecía el motivo perfecto para rendir un homenaje a su seres queridos que ya habían fallecido.

    Se alistó lo más rápido que pudo para llegar a su trabajo, pues si lograba estar en la caseta antes de las 6 de la mañana, podría tener tiempo suficiente, para desayunar antes de iniciar con sus labores.

    Logró salir con tiempo suficiente para llegar temprano a su trabajo, salió de casa y llegó al tramo de terracería que atravesaba por una zona de terrenos de siembra, el sol comenzaba a despuntar y cuando menos se lo esperaba, se atravesó de la nada un coyote, a Alejandra no le quedó otra alternativa que frenar de golpe y por el susto se tomó un par de minutos en remontar el paso, suerte que se había despertado con tiempo, pero su desayuno seguramente tendría que esperar un poco.

    Se incorporó a la carretera y a lo lejos vio unas luces que resultaron ser de la policía de caminos, el paso estaba obstruido y los vehículos comenzaban a acumularse, había un tráiler volcado, al quedar atrapada entre los otros automóviles y ver que después de 10 minutos de espera, no se moverían, decidió apagar su vehículo y llamar para avisar que no llegaría ese día al trabajo.

    Alejandra no lograba recordar su sueño, más allá de una vaga idea relativa a un trailer, pero sin ningún detalle; en ese momento una terrible sensación de Déjà vu atravesó por su mente, una sensación tan intensa, que logró desatar un ataque de ansiedad tan intenso, que se sintió mareada en ese instante.  

    Abrió los ojos de improviso justo un minuto antes de que sonara la alarma del despertador, con la respiración agitada y con un ligero dolor de cabeza, no pensaba con total claridad, siguió con su rutina de cada mañana lo mejor que pudo y salió con el tiempo justo para llegar a su trabajo, por lo que decidió que al llegar a la carretera, tendría que ir más rápido de lo usual y quizás romper el límite de velocidad, se tomó un analgesico y pensó que si lograba ganar unos minutos, podría comer algo antes de llegar al trabajo.

    Conforme circulaba por el camino de terracería que comunica con la carretera, logró ver por el espejo retrovisor  a un conejo que atravesaba, no le dio mayor importancia, se incorporó a la carretera, el analgesico hacia su trabajo y se le pasó el dolor de cabeza, sintió confianza en sí misma y decidió acelerar.

    No vio que había una patrulla de caminos estacionada detrás de la columna de un puente vehicular, pero el policía sí la vio pasar delante de él a 120 km/h, por lo que inmediatamente arrancó para darle alcance, algo que logró después de algunos kilómetros.

    El sol comenzaba a brillar en el amanecer de un nuevo día, justo en el momento en que la patrulla le marcaba el alto; se orillaron y el oficial Ricarte descendió de la patrulla, se le veía molesto; el dolor de cabeza le comenzó de nuevo a Alejandra.

    En el instante en que le estaba solicitando sus papeles, recibió una transmisión de radio de emergencia, por lo que Ricarte dijo algo entre dientes y luego le dijo a Alejandra, en un momento continuo con usted, fué a la patrulla, atendió la llamada de radio y regreso con Alejandra con el semblante de una persona aún más enojada y le dijo: “puede irse, pero maneje con precaución y no vuelva a exceder el límite de velocidad”.

    Alejandra pensó que debía ser su día de suerte, después de todo, era su día favorito del año, encendió la radio para escuchar las noticias, ya era tarde así que dejó de importarle su hora de llegada, el grupo al que debería dar clase tenía su horario cercano al medio día.

    “Muy buenos días, esperemos que se encuentren bien abrigados en esta fría mañana de primero de noviembre”, Alejandra palideció al escuchar la fecha que el locutor había dicho, no podía ser posible, el primero de noviembre había sido el día anterior, pero no lograba recordar absolutamente nada después del embotellamiento del día anterior, el dolor de cabeza se incrementó al máximo y perdió la conciencia.

    Una voz decía “espero que te encuentres bien abrigada, está fría la mañana…” Un estruendo se escuchó del otro lado de la línea telefónica.

    Un grupo de arqueólogos, exploraron un antiguo edificio, solía ser una biblioteca comunitaria; según dijeron, entre los objetos encontrados, había un antiguo periódico, con la fecha del 2 de noviembre, del año anterior al inicio de la gran guerra nuclear.

    En él se podía leer: “Accidente fatal en San José. Don Jacinto, único testigo, afirma que la joven profesora Alejandra intentó esquivar a un coyote y un águila que competían por una presa, quizás una ardilla o tal vez un conejo, cuando perdió el control de su vehículo, en el camino de terracería. Los peritajes señalaron que el accidente se produjo por imprudencia pues  fué hallada aún con vida sosteniendo el teléfono en la mano. Los servicios de emergencia no llegaron a tiempo y la infortunada víctima no soportó sus lesiones que según señalaron los paramédicos incluían múltiples fracturas de cráneo y los pulmones colapsados”.