De
niño a adulto, hay un proceso complejo intermedio llamado adolescencia
en donde se cometen mil errores a la hora de cuestionar el sistema, pero
esto es el precio por llegar a la madurez, a la “hombría” y en el caso
de las mujeres incluso tienen un rito llamado fiesta de quince años que
en otros países puede ser a los 16, en donde socialmente ya no son niñas
sino mujeres e incluso el estado concede este paso a adulto cuando
concede la mayoría de edad en el caso de México a los 18 años.
¿Cual
es la diferencia entre niño y adulto?, la capacidad de tomar decisiones
por sí mismo, una moral que le permite diferenciar lo bueno de lo malo.
En
el momento en que le retiramos la capacidad de decisión a un individuo
estamos reprimiendo su desarrollo como persona, evitamos que cometa un
error para evitar el problema que genera pero perdemos ese conocimiento
o experiencia que será necesaria al solventar problemas más complejos
en el futuro.
Como
un ejemplo de lo anterior vamos a citar el ejemplo sexual, en algunos
lugares del continente africano las mujeres no cubren sus senos, sin
embargo de este lado del mundo una mujer que no los cubre es como mínimo
señalada de exhibicionista, dando como consecuencias de esta vergüenza
ante el cuerpo humano que muchas terminan perdiendo la vida a
consecuencia del cáncer de mama por la vergüenza de verse y tocarse a
ellas mismas en un autoexamen de pecho.
Es entonces cuando debemos cuestionar las prohibiciones que hace el estado con respecto a lo que podemos o no podemos
hacer con nuestros organismos, un debate muy serio que afecta a los
bolsillos de más de una corporación pero que a la larga nos dará mejores
frutos como sociedad.
Dentro
de este acalorado debate se encuentran los abortos, las drogas en
específico la marihuana, el consumo del tabaco, el alcohol y actualmente
los refrescos junto con la comida “chatarra”
Las
mujeres al tener derecho al aborto, no necesariamente abortaran cuando
resulten embarazadas pero ahí entra su libertad de decisión, puede ser
porque realmente quieren al bebe, que sus principios religiosos se los
impida, que piensen en darlo en adopción pero al final es su decisión
Con
el caso de la marihuana, alcohol y tabaco, entran cuando menos dos
factores adicionales que son, la pérdida del autocontrol con el daño
colateral que tienen los no consumidores y la adicción al producto en
cuestión, pero aun así, en dosis controladas los cigarros tradicionales o
una copa de vino pueden aportar beneficios a la salud, así mismo la
marihuana tiene propiedades medicinales apreciadas por los enfermos de
cáncer en estado terminal.
Ahora
el debate en la sociedad llega a un punto en particular de discutir qué
alimento podremos consumir y cuál no en base a un sobre precio en lugar
de una adecuada toma de decisiones; recordemos que en muchos lugares de
nuestro país, la leche de vaca es aún más cara que un refresco de cola
de la marca que invento la imagen rojinegra de Santa Claus.
Comidas
como el pollo frito, las hamburguesas, las pizzas, las papas fritas en
cualquiera de sus estilos, las gorditas, quesadillas, etc, todo se
encuentra en la lista de alimentos malos para la salud pero curiosamente
podemos ver a cualquier médico consumiendo estos alimentos afuera de
los hospitales especialmente en los típicos “changarritos de la calle”
degustando un refresco de cualquier sabor para complementar el placer y
la necesidad de comer.
El
estado no debe decidir por el pueblo que comer, pues carece de
políticas que le permitan acceder a todo lo que denomina como “alimentos
saludables” no pues no enseña a los individuos a decidir entre
alimentos tomando en consideración su valor nutrimental, no pues nunca
enseñó que todo exceso es malo y tenga la manera de lidiar con la
enfermedad de la adicción que puede darse no solo en el consumo sino en
la actividad física (adictos al trabajo o deporte) y no porque es negar
lo que se puede hacer con el cuerpo propio.
El
derecho a decidir sobre nuestros cuerpos es un derecho que como
sociedad se llegó a la conclusión que es personal y fue un consenso que
como especie reconocemos, aunque sea con algo de dificultad para algunos
como en el caso del aborto o con mucha facilidad cuando vemos a alguien
fumar un cigarro y pasamos de largo sin decir una palabra.
Consumir
una garnacha con su refresco en bolsita, es un derecho que tiene desde
el empresario que pide una torta porque su carga de trabajo le impide
salir a comer hasta el obrero que comparte grandes momentos de camaradería al comer aquellos tacos de canasta que venden en la esquina.
Con
este tipo de políticas, solo se garantiza que la discriminación por la
apariencia prevalece orillando cada vez a más personas a prácticas
terribles como el regurgitar para no engordar y quedando tan
delgados como un desafortunado niño hambriento de Nigeria, algo de lo
cual ninguna hamburguesa, pizza o bebida carbonatada es culpable, siendo
distinto el hecho sobre las corporaciones.
En
conclusión podemos decir que si un adulto no es capaz de elegir algo
tan simple como su comida tampoco es capaz de elegir el rumbo de su
país y mucho menos ser responsable de la crianza de un hijo, por lo que
también se podría plantear la idea de que el estado otorgue permisos
para embarazos o bien que el derecho al voto y ser votado se gane por
medio de la carrera militar, cosas que de plantearse en el mundo real
nos recordarán a un régimen Hitleriano.
¿Como sabes que la decisión que tomas es la correcta?
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