16 de enero de 2013

En mi cuerpo yo decido


De niño a adulto, hay un proceso complejo intermedio llamado adolescencia en donde se cometen mil errores a la hora de cuestionar el sistema, pero esto es el precio por llegar a la madurez, a la “hombría” y en el caso de las mujeres incluso tienen un rito llamado fiesta de quince años que en otros países puede ser a los 16, en donde socialmente ya no son niñas sino mujeres e incluso el estado concede este paso a adulto cuando concede la mayoría de edad en el caso de México a los 18 años.

¿Cual es la diferencia entre niño y adulto?, la capacidad de tomar decisiones por sí mismo, una moral que le permite diferenciar lo bueno de lo malo.

En el momento en que le retiramos la capacidad de decisión a un individuo estamos reprimiendo su desarrollo como persona, evitamos que cometa un error  para evitar el problema que genera pero perdemos ese conocimiento o experiencia que será necesaria al solventar problemas más complejos en el futuro.

Como un ejemplo de lo anterior vamos a citar el ejemplo sexual, en algunos lugares del continente africano las mujeres no cubren sus senos, sin embargo de este lado del mundo una mujer que no los cubre es como mínimo señalada de exhibicionista, dando como consecuencias de esta vergüenza ante el cuerpo humano que muchas terminan perdiendo la vida a consecuencia del cáncer de mama por la vergüenza de verse y tocarse a ellas mismas en un autoexamen de pecho.

Es entonces cuando debemos cuestionar las prohibiciones que hace el estado con respecto a lo que podemos o no podemos hacer con nuestros organismos, un debate muy serio que afecta a los bolsillos de más de una corporación pero que a la larga nos dará mejores frutos como sociedad.

Dentro de este acalorado debate se encuentran los abortos, las drogas en específico la marihuana, el consumo del tabaco, el alcohol y actualmente los refrescos junto con la comida “chatarra”

Las mujeres al tener derecho al aborto, no necesariamente abortaran cuando resulten embarazadas pero ahí entra su libertad de decisión, puede ser porque realmente quieren al bebe, que sus principios religiosos se los impida, que piensen en darlo en adopción pero al final es su decisión

Con el caso de la marihuana, alcohol y tabaco, entran cuando menos dos factores adicionales que son, la pérdida del autocontrol con el daño colateral que tienen los no consumidores y la adicción al producto en cuestión, pero aun así, en dosis controladas los cigarros tradicionales o una copa de vino pueden aportar beneficios a la salud, así mismo la marihuana tiene propiedades medicinales apreciadas por los enfermos de cáncer en estado terminal.

Ahora el debate en la sociedad llega a un punto en particular de discutir qué alimento podremos consumir y cuál no en base a un sobre precio en lugar de una adecuada toma de decisiones; recordemos que en muchos lugares de nuestro país, la leche de vaca es aún más cara que un refresco de cola de la marca que invento la imagen rojinegra de Santa Claus.

Comidas como el pollo frito, las hamburguesas, las pizzas, las papas fritas en cualquiera de sus estilos, las gorditas, quesadillas, etc, todo se encuentra en la lista de alimentos malos para la salud pero curiosamente podemos ver a cualquier médico consumiendo estos alimentos  afuera de los hospitales especialmente en los típicos “changarritos de la calle” degustando un refresco de cualquier sabor para complementar el placer y la necesidad de comer.

El estado no debe decidir por el pueblo que comer, pues carece de políticas que le permitan acceder a todo lo que denomina como “alimentos saludables” no pues no enseña a los individuos a decidir entre alimentos tomando en consideración su valor nutrimental, no pues nunca enseñó que todo exceso es malo y tenga la manera de lidiar con la enfermedad de la adicción que puede darse no solo en el consumo sino en la actividad física (adictos al trabajo o deporte) y no porque es negar lo que se puede hacer con el cuerpo propio.

El derecho a decidir sobre nuestros cuerpos es un derecho que como sociedad se llegó a la conclusión que es personal y fue un consenso que como especie reconocemos, aunque sea con algo de dificultad para algunos como en el caso del aborto o con mucha facilidad cuando vemos a alguien fumar un cigarro y pasamos de largo sin decir una palabra.

Consumir una garnacha con su refresco en bolsita, es un derecho que tiene desde el empresario que pide una torta porque su carga de trabajo le impide salir a comer hasta el obrero que comparte grandes momentos de camaradería al comer aquellos tacos de canasta que venden en la esquina.

Con este tipo de políticas, solo se garantiza que la discriminación por la apariencia prevalece orillando cada vez a más personas a prácticas terribles como el regurgitar para no engordar y quedando tan delgados como un desafortunado niño hambriento de Nigeria, algo de lo cual ninguna hamburguesa, pizza o bebida carbonatada es culpable, siendo distinto el hecho sobre las corporaciones.

En conclusión podemos decir que si un adulto no es capaz de elegir algo tan simple como su comida tampoco es capaz de elegir el rumbo de su país y mucho menos ser responsable de la crianza de un hijo, por lo que también se podría plantear la idea de que el estado otorgue permisos para embarazos o bien que el derecho al voto y ser votado se gane por medio de la carrera militar, cosas que de plantearse en el mundo real nos recordarán a un régimen Hitleriano.

¿Como sabes que la decisión que tomas es la correcta?

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