Esta es una historia que nunca pasó, o tal vez sí.
La noche anterior Andrés preparó todos sus papeles, para la importante cita que tenía al día siguiente, metió los documentos en el fólder: una copia de su acta de nacimiento, su comprobante de domicilio, las copias de su credencial y el pago hecho en línea.
Pasó la noche y casi no pudo dormir por los nervios de las importantes citas que tendría en el día, una por la mañana y otra por la tarde, concilió el sueño hasta las 3 de la mañana (cuando por fin el cansancio lo venció), solo para que una hora y media después el despertador sonara.
Así llego el día que tal vez seria el mas importante de su vida, al despertar, se metió a bañar como parte de su rutina, solo para descubrir ya dentro de la regadera, que el boiler se había apagado, ya no había tiempo de encenderlo y esperar a que se calentara por lo que no quedó más remedio que bañarse con agua fría.
Sin tiempo para pensar en lamentaciones, simplemente continuó con su día, salió de la regadera casi de color azul y se vistió lo más rápido que pudo para entrar en calor, intentando mantener el buen ánimo.
Al salir con la intensión de tomar el camión que lo llevaría con su destino, la llave se atoró en la cerradura atrapándola por alrededor de 15 minutos, lo cual hizo que no llegara a tiempo a la parada, debiendo esperar más de lo planeado a que pasara el transporte.
Ya era más tarde de lo planeado, pero gracias a que despertó con suficiente antelación, aún podía llegar a tiempo de camino pero su ventaja estaba en detrimento, al llegar a la zona de baches, el camión pisó algo que dañó la llanta pinchandola, todos los pasajeros debieron bajar para subir a otros transportes, lo cual añadió otros minutos al retraso.
Por fin logró llegar, estaba apenas con 5 minutos de ventaja y la fila de entrada era considerablemente larga, a la derecha los trámites sin cita, a la izquierda los trámites con cita, al llegar al frente, revisaron sus papeles pero por alguna razón, que a día de hoy no puede comprenderse, le dijeron que no estaba formado en el lugar correcto, él replicó enérgicamente, pues estaba en la fila para los trámites con cita, pero la férrea necedad del… que atendía, fue mayor, haciéndolo formar de nueva cuenta en la otra fila.
Ya no había tiempo, repitió la fila y el próximo en atenderlo, también le llamó la atención enérgicamente, por estar en el lugar equivocado; al intentar replicar que el error no había sido suyo, sino de la otra persona que estaba atendiendo en la recepción, simplemente le contestaron que eso no era posible y que solo estaba retrasando la fila, haciendo perder el tiempo miserablemente a “las otras personas que sí son responsables”. Comentario que llegó a oídos de algunas personas formadas detrás de él, que inmediatamente comenzaron a increpar a Andrés, las agresiones continuaron hasta que una botella vacía de PET le fue arrojada, salpicando su ropa con los restos de refresco que había en ella.
Andrés logró pasar y debía subir por las escaleras los siguientes 4 pisos, era la hora en punto de la cita, pensó que debía apurarse para no perderla; subió corriendo la escalera y un guardia de seguridad lo regañó por correr en las escaleras, los últimos dos pisos los terminó de subir a velocidad normal pese a la ansiedad.
Al llegar a la ventanilla indicada en la cita, no había nadie formado, “al fin un poco de buena fortuna” pensó, pero nada más lejos de la verdad, simplemente no había nadie ahí, la ventanilla estaba desatendida; preguntó a la persona del escritorio de al lado, quien le dijo en tono grosero, que no era personal de informes y si tenía dudas debía ir al módulo de información en la planta baja; otra persona esperando a ser atendida, le comentó que el funcionario que debía atenderlos se encontraba desayunando, y señaló a una persona al fondo que comía plácidamente un tamal, mientras veía algo en su teléfono..
Rigoberto, la persona con quien Andres había hablado, se cansó de esperar a los cuarenta y algo minutos retirándose del lugar, transcurrió una hora antes de que el burócrata de nombre Fabián, regresara a su puesto de trabajo; Andrés ya era el siguiente turno, Fabián llamó a Rigoberto, a lo que Andrés contestó que ya se había marchado por lo que él era el siguiente, Fabian reacciono volteando los ojos en señal de fastidio y dijo con un tono seco y desagradable “espere su turno, aquí estamos muy ocupados”; Andrés ya molesto, espetó “tengo cita y ya llevo una hora esperando”, comentario que recibió por respuesta “No me faltes al respeto o llamaré a seguridad, para que te detengan por irrespetar a la autoridad, ¡ya te dije que estoy muy ocupado!”, al tiempo de que se alejaba dándole la espalda y dejando a Andrés con la palabra en la boca.
Fabián ahora estaba hablando con Paola, la linda secretaria que siempre le había resultado atractiva y con ella se tardo otra media hora, hasta que Paola le puso un alto, diciendo que tenía que entregar las fotocopias que le encargó su jefe.
Fabián regresó a su ventanilla llamando al “siguiente, he dicho, siguiente”, con una voz casi imperceptible por el barullo, a pesar de eso Andrés logró escuchar y acercarse a la ventanilla: “buenos días, vengo a realizar este trámite”, exhibiendo el papel que señalaba la cita, Fabián tomó los papeles de mala gana y comenzó a verlos sin mucho interés, “faltan papeles, si no traes toda la documentación no te puedo atender”, Andrés contestó “pero ahí está todo, con las copias solicitadas en el correo, no falta nada”, “Te digo que te faltan papeles, no esta el comprobante de domicilio en original y falta el pago”, “el comprobante de domicilio está ahí, mire y aquí el pago, está todo”, “Ya te he dicho que no me faltes al respeto o llamaré a seguridad, aquí están solo las copias del recibo de luz y esto que dice que es el pago no tiene el sello del banco”, “Señor, el recibo de la luz no me lo entregan en físico, es solo la factura que se emite en el sitio oficial por lo que está impreso las veces necesarias para que sean original y copia y este texto de aquí que está escrito en el recibo de pago es el sello digital de que se realizó el pago en línea”, “jovencita no me quieras ver la cara de tonto” “Me llamo Andrés”, Fabián masculló, “¡Ash!, estos afeminados, ¿quien los entiende?”, “Señor le repito que ahí está todo lo necesario”, “Le digo que sin el sello del banco no puedo hacer nada, y aparte ni siquiera debería estar perdiendo el tiempo con usted, vea que ya pasó la hora de su cita por casi una hora y por amabilidad yo les doy 10 minutos de tolerancia, no me parece correcto que le quite el tiempo a las otras personas que esperan ser atendidos, ¡SIGUIENTE!” dijo Fabian en voz alta , “OIGA, PERO ¿Y MI TRÁMITE?”; “¡siguiente! ¿sigues aquí?... !SEGURIDAD!, ¡SEGURIDAD!, NECESITO AYUDA AQUI”.
Andrés salió, con el estómago vacío, frustrado y derrotado por la incompetencia del capitán cavernícola como lo denominó de ahí en más cada vez que recordaba la historia.
Se fue a desayunar a una cocina económica cercana pues no traía mucho dinero en efectivo y era final de quincena, pidió unos chilaquiles verdes con pollo, su plato favorito, Rosalba la mesera e hija de la dueña le contestó “lo siento, ya no tenemos chilaquiles, solo nos quedan huevos con arroz y frijoles para desayunar“, “ entonces unos huevos revueltos con tocino, por favor”, “se nos acabó todo, solo queda el huevo únicamente”, Andres suspirando dijo, “tendrá que ser, ya es tarde y tengo hambre”, “se lo traigo enseguida”, Andrés se puso a ver algún video en su teléfono para pasar el rato en lo que estaba su desayuno, un gruñido en el estómago le recordó el hambre y que aun no le habían traído nada, ya había pasado medía hora, “Señorita, ¿tardaran mucho mis huevitos revueltos?”, “No, no, ya se los están preparando, permitame un minuto”, diez minutos después, “ya se los traigo”, “Por favor, tengo mucha hambre”, otros cinco minutos después, ”aquí tiene”, “señorita ¡esto está frío!”, “si gusta, se lo llevó a calentar de nuevo”, “¡no!, ya déjelo así, tengo hambre y se me va a hacer tarde”.
Andrés comió con bastante apetito y no supo decir si realmente tenía buen sabor o solo tenía hambre, al casi terminar sus alimentos en el último bocado de frijoles refritos noto algo que a primera vista pensó, debía ser un frijol sin machacar, hasta que notó que se movía, eso no era un frijol, era una cucaracha alemana en los frijoles; mil pensamientos y maldiciones inundaron su cabeza por tan repugnante suceso; “Señorita, no voy a hacer un escándalo por que ya tengo revuelto el estómago, pero avise por favor a la cocina que deben desechar los frijoles y en definitiva limpiar mejor, ¡vea lo que hay en mi plato!”, “¡hay por dios!” exclamó Rosalba al ver el bicho, “solo... yo me voy de aquí” dijo Andrés; “si, esta bien, serían $160.00 ya con la propina”, contestó Rosalba, Andrés, ya enfadado dijo: “¡todavía que aparece una cucaracha en mi comida y que se tardan mas de medía hora en servir unos huevos fríos!. ¡tienen el descaro de querer cobrar y con propina!”; “Perdón pero se terminó toda la comida y la propina en este local es obligatoria, lo dice claramente el letrero que está en la entrada”; “¡NO! ni de chiste pienso pagar por este insulto”, Rosalba contesto: “permítame y si la dueña está de acuerdo en permitir que se marche sin pagar, lo dejare ir”, Rosalba sacó su celular para marcar por teléfono a alguien, “Podrías venir, tengo un problemilla tipo 3 aquí, si, con el pago” dijo a la otra persona al teléfono para concluir diciendo con una voz tiplosa como de niña malcriada, “¡ven rápido por favor!”, Andrés solo Alcanzó a decir, “si, que no tarde” al mismo tiempo en que Rosalba colgaba la llamada, “no tardará”, mientras intentaba contener una extraña risita.
Pasaron apenas unos minutos y se escuchaban unas sirenas a lo lejos, Andrés no le dio importancia hasta que se percató que la patrulla se detenía a la entrada del lugar.
“Es él, ese es el que se quiere ir sin pagar” dijo Rosalba, señalando a Andrés acusatoriamente, “Que bueno que llega oficial...” Andrés no pudo terminar su frase cuando fue interrumpido abruptamente por el oficial de policía Roberto, “MEJOR GUARDA SILENCIO, ESTÁS METIDO EN MUCHOS PROBLEMAS, EL ROBO ES UN DELITO MUY SERIO”, “¿que dice?, pero si había una…”, “¡QUE TE CALLES LA BOCA!, ESTAS DETENIDO POR ROBO, JÁLALE PARA LA PATRULLA, ¡MUÉVETE!”, Rosalba intervino: “espera amorcito, si este aprovechado nos paga, creo que no habrá la necesidad de poner la denuncia”, “¡uy!, para eso ya es tarde, ya avise por radio que tenía a un sospechoso detenido y me están esperando en la delegación”, Andrés que no era muy versado en leyes, palideció al escuchar las palabras de Roberto.
En un fallido intento de protegerse, Andrés intentó sacar su teléfono para grabar, pero en un movimiento rápido se lo quitó Roberto, “CON QUE TAMBIÉN TENEMOS UN CELULAR ROBADO, ¡JÁLALE!, ¡VÁMONOS!”, nuevamente intervino Rosalba con vos de niña malcriada, “¡AMOR!, ¡por favor!”, Roberto, ahora con una nueva idea contestó a Rosalba: “de acuerdo, veamos qué tantas ganas tiene este delincuente de conservar su libertad” mientras frotaba los dedos índice y pulgar en la cara de Andrés dirigiéndole una mirada de desprecio.
Andrés entendió el ademán y ahora hablando con voz medrosa y sumisa solo pudo decir, “no tengo mucho dinero, es final de quincena y hasta el lunes me van a pagar, porque cae en domingo”, “MUÉSTRAME TU IDENTIFICACIÓN” dijo Roberto para ver cuánto dinero traía consigo Andrés, quien en ese momento solo tenía un billete de $200 en la cartera”, Roberto tomó la identificación de Andrés a la vez que también sacaba el billete, “creo que esto cubre la cuenta con la propina ¿o no, señorita?” “Sí, será suficiente”, “pero aún falta que cubras la multa por traer una identificación falsa, mira, voy a ser buena onda contigo y te llevaré hasta el cajero automático para que no te asalten de camino, jeje, ¡JÁLALE!”, “no es falsa” Andrés se sonrojo y desvió la mirada al suelo, “hoy vine a corregir los datos, mis papeles, están sobre la mesa”, Roberto los tomó sin darle oportunidad alguna a Andrés de resguardarlos “me da igual rarito, ¡MUÉVETE QUE NO TENGO TODO EL DÍA!” Roberto le dio algunos empujones a Andrés y lo subió a la patrulla en donde contrastó los datos de la credencial con los del comprobante de domicilio, Andrés estaba sumamente asustado, Roberto ahora conocía su dirección y lo tenía a su merced, viendo el miedo en sus ojos Roberto le dijo “tranquilo el cajero está a unas cuadras, no es lejos jejeje”, dieron vueltas por las siguiente dos horas solo deteniéndose ocasionalmente para que Roberto se bebiera una cerveza y golpear a Andrés para intimidarlo, finalmente, llegaron al cajero automático después de la hora de cierre del banco, tal como había planeado Roberto.
Andrés, asustado, cansado y adolorido metió la tarjeta del cajero y consultó el saldo, solo había $700 en la cuenta, “aparte de rarito, jodido, ¡rápido, saca todo!… remedo de tlacuache”, el dinero lo tomó directamente Roberto, quien se había quitado la camisola del uniforme en ese momento dijo: “espero que no estés tan pendejo como pareces, así que escúchame y escúchame bien imbécil, ¿ME ESTAS OYENDO CHINGADA MADRE?… ¡CONTESTA CARAJO!, “sí… sí… lo escuchó”, “las cámaras de este jodido lugar no sirven así que mejor no pienses en ninguna pendejada, ¿ME ENTIENDES PEDAZO DE BASURA?, ten tu chingadera de teléfono no vale ni un peso, ¡MUGROSO JODIDO!” gritó Roberto, a la par que le alzaba la mano para abofetearlo, “jejeje, no te asustes estás a salvo, y mientras yo te vigile, nadie te va a asaltar jejeje, esos papeles me los quedo yo, así que no pienses ninguna pendejada, ¿en-ten-dis-te?”, Andrés asintió sin decir palabra alguna, “ahora, ¡lárgate!, ¡no quiero verte más!”.
Andrés corrió por algunos minutos sin rumbo, la adrenalina y el miedo le daban fuerza extra, cuando por fin logró calmarse buscó orientarse, no sabía exactamente dónde andaba hasta que salió a una avenida y logró ver al otro lado una plaza comercial, caminó hasta un puente peatonal que estaba a unos metros, se encontraba en shock, totalmente desconectado de la realidad, de alguna forma logró llegar al otro lado sin caer por las escaleras, poco antes de llegar a la plaza se resbaló con algo que había pisado, el aroma le regresó los pies a la tierra, había pisado un excremento fresco, se río histéricamente por unos minutos para finalmente romper en llanto, finalmente recuperó la compostura y miró el reloj recordando que aún tenía una segunda cita aun más importante que la anterior.
Andrés limpió su zapato, decidido a entrar a la plaza comercial, para calmar sus nervios y buscar lo que él pensaba que debería ser el regalo ideal.
Hoy era el día especial, el gran día en que le declararía su amor a Gissela, esa chica especial con la que había cursado el bachillerato y que durante años había estado con él, era más bien una formalidad, un asunto romántico, pues desde hacía un par de años no había instante en que ella no le sujetara la mano o le llenara la cara de besos cuando salían, sin embargo, Andrés era un romántico empedernido, incluso tenía preparado un poema para cuando por fin se armara de valor y hoy, era ese día, ¡el gran día!.
No tenía idea de cuál sería ese regalo especial que buscaba para ella, pero sin duda encontraría algo en una plaza tan grande, al pasear un rato, concluyó que un anillo sería la opción más obvia por lo platicado en alguna conversación con ella, y ahora eso no estaba a discusión, encontrar ese anillo especial, no sería una tarea fácil.
Andrés llamó por teléfono a Gissela para posponer la cita que tenían para comer y la cambió para cenar, Andrés no quizo dar más detalles e igual quedaron de verse en su restaurante favorito, había estado ahorrando por meses a costa de pasar hambre y otros aprietos económicos, para esta ocasión y por fortuna, el dinero lo tenía en una tarjeta adicional que nunca sale de su casa, gracias a eso y a un retiro sin tarjeta, sus ahorros quedaron a salvo de su terrible experiencia con aquel mal policía.
Tras recorrer todas las tiendas y en especial las joyerías en la plaza, por fin dio con un pequeño puesto en donde una señora muy amable se tomó todo el tiempo necesario para atenderlo y encontrar el anillo perfecto, a Andrés se le notaba a kilómetros lo enamorado según el criterio de la vendedora.
Andrés salió nuevamente a su cita con el destino, por la hora, el metro estaba abarrotado por lo que el trayecto fue particularmente incómodo, pero por Gissela, soportaría lo que fuera. Al llegar al lugar acordado, ella estaba algo retrasada, ninguno de los dos contaban con que su jefe le pediría laborar algo de tiempo extra.
Cuando por fin llegó Gissela al lugar de la cita, se armó esa clásica conversación entre ellos en donde platicaban de todo y de nada, desde lo ridículo que sonaba el chiste que contó el jefe de Gissela durante la junta de los jueves, hasta lo trascendental de la obra de H.R. Giger o de Goya, ambos perdiéndose en la mirada del otro, como siempre que se encontraban.
Después de cenar y hacer sobremesa por lago rato, finalmente Andrés se armó de valor y encontró el momento preciso para declarar sus sentimientos por Gissela, Andrés comenzó a hablar con la voz temblorosa por la emoción
-“Gissela, necesito platicarte algo, algo tan importante que no puedo vivir un día más sin contártelo”, ella con cariño les respondió
-“Adelante corazón, tu sabes que siempre me puedes contar lo que sea”,
-“Lo se, pero es que es tan delicado que no sabría cómo expresarlo de la mejor manera y si te ríes de mi por lo que te voy a decir, moriré en la más profunda soledad”,
-“Me asustas, habla de una vez”,
-“Bueno, aquí voy, estoy enamorado de la persona más maravillosa que jamas conocí, es inteligente, divertida, con unos dulces ojos color miel que con su mirada simplemente me derrite, pero me asusta un poco el decirle mis sentimientos por lo que pueda responder”,
-“Eres un bobo, claro que ella te dirá que si, eres el chico mas maravilloso que jamas, conocí, inteligente, empático como pocos, gracioso y sobre todo muy guapo, no tienes nada que perder, dile lo que sientes”,
-“Entonces debo decir que acabo de hacerlo, tu eres ella, ¿serias mi novia?”
Andrés pregunto mientras le ponía el anillo en el dedo, ella se quedó petrificada logrando sólo un balbuceo “es hermoso, perfecto”, luego Gissela rompió en llanto para luego decir las palabras que resonarían en la mente de Andrés durante años, “pero no, no puedo, sabes que aun siento algo por Daniel, a pesar de que lo encontré en la cama con mi prima, él simplemente marca un antes y un después en mi vida, tú simplemente, te mereces a alguien mejor que yo, cualquier mujer de todas las que conoces, cualquiera de ellas, sería una mejor novia que la patética de mí, “Por favor Gissela, no hables así de la mujer que amo, de la única mujer que existe en el mundo para mi pues tu eres mi mundo, Daniel será un antes y un después, pero entiende que antes de ti no hay nada pues no recuerdo mi vida antes de conocerte y después de ti, ya no habrá vida pues sin ti simplemente estaré muerto por dentro”, “No me digas eso, no puedo corresponderte, no soy digna de tu amor, por favor, te lo ruego, entiéndelo”
Gissela salió corriendo dejando a Andrés con el corazón totalmente destrozado, con un dolor tan grande que aun cuando deseaba llorar simplemente no pudo derramar una sola lágrima, se levantó de la mesa, pagó la cuenta y salió sin volver a mediar palabra alguna con otro ser humano, una sombra de soledad cubrió su rostro al regresar a casa.
Una pareja sospechosa que viajaba al otro extremo del transporte, se cuchicheaban algo mientras mantenían vigilado a Andrés, se levantaron de su lugar y caminaron hacia Andrés, pensó que le iban a asaltar pero simplemente ya no le importó nada, en un instante lo había perdido todo, Gissela, el amor de su vida, lo rechazó, tomó su corazón y lo pisó sin piedad, ahora era un muerto viviente y no le importó lo que le hicieran en ese momento. El muchacho se quedo unos pasos atrás mientras la chica se colocaba a la derecha de Andrés para decirle algo al oído mientras le daba una paleta de dulce que traía en el bolsillo, “No se que tan malo fue el día de hoy para que te veas como te ves, pero, te prometo que mañana, será un día feliz”